Club Torre es una iniciativa respaldada por el Centro Cultural El Molino.
El Centro Cultural es una institución que promueve la formación integral no solo de niños y jóvenes, sino también de universitarios, profesionales jóvenes y padres de familia, ofreciendo programas, actividades y asesoría personalizada. El objetivo es ayudarlos a conocer y practicar las virtudes humanas y cristianas, desarrollando un espíritu de servicio que beneficie tanto a sus familias como a la sociedad en general.
Quien lo desee, puede participar libremente en clases de formación cristiana y recibir dirección espiritual con nuestro capellán.
¿Qué puedes encontrar en esta página?
Actividades para padres de familia, abuelos del club y amigos
El mejor lugar para vivir si estudias en Santa Ana
En 1984, Mons. Marco Revelo, obispo de Santa Ana, solicitó al Papa Juan Pablo II la ayuda de Mons. Fernando Sáenz Lacalle, un sacerdote de la Prelatura del Opus Dei, para impulsar los trabajos de la Universidad Católica de Occidente, hoy Universidad Católica de El Salvador. Con ese propósito, el Papa decidió ordenarlo obispo en enero de 1985. Ese mismo año, Mons. Sáenz Lacalle se trasladó a Santa Ana para trabajar como obispo auxiliar de la diócesis y colaborar con Mons. Revelo, quien había iniciado la institución académica en abril de 1982.
Dos años después de la llegada de Mons. Sáenz, el 17 de enero de 1987, algunos fieles de la Prelatura se trasladaron a vivir con él en la ciudad y comenzaron las actividades del Centro Cultural, con el objetivo de brindar un espacio para la formación humana, espiritual y profesional de muchos santanecos.
Al principio, Mons. Fernando, el Dr. Villasante y el Ing. Mario Sánchez Gutiérrez vivían en el barrio de Santa Lucía, en una casa que consiguió el Lic. Raúl Ayala. Unos años después, se sumó el Dr. Fernández Cuervo. Aunque era una casa relativamente grande, pronto resultó pequeña para la labor con los jóvenes que comenzaba a realizarse. Debido a su ubicación entre el cerro Santa Lucía y el cerro Tecana, el Ing. Molina nos comentó que el primer nombre de la institución fue "Entre Cerros". Posteriormente, se llamó "Cerro Verde".
A finales de los 80, el Dr. Federico Barillas, un padre de familia preocupado por la formación de sus hijos y la suya propia, junto con el entonces director Darío Cipolla, hizo numerosas gestiones para buscar un local más adecuado.
Finalmente, dieron con la familia Álvarez, quienes tenían una casa grande donde funcionaba el Beneficio de Café Álvarez - El Molino, que en su momento fue el más grande de América Latina. El caserón, ubicado en las afueras de Santa Ana, era una casa de estilo neocolonial californiano de finales de los años 40, cuando el café seguía en auge.
La familia, que pronto comprendió el alcance del proyecto, colaboró generosamente donando una buena parte de la propiedad para beneficio de muchos santanecos.
Por la nueva ubicación, pronto se adoptó el nombre de Centro Cultural El Molino, y el club juvenil tomó el nombre de Club Torre, haciendo referencia a una torre de la casa que destaca por su arquitectura señorial. Además, el nuevo nombre recuerda la fortaleza y reciedumbre que queremos que destaque en cada una de las personas que participa del proyecto educativo.
Los mismos jóvenes que participaban del incipiente club juvenil ayudaron en la adecuación de la casa. El Dr. Martínez Arcia, en sus recuerdos, nos contó: "Cuando comenzamos el traslado hicimos mil arreglos en las ventanas, movimos muebles con algunos amigos. Una buena parte del jardín era de tierra, no estaba el parqueo como se tiene hoy".
Después de casi cuatro décadas desde los inicios, cientos de familias han pasado por estas instalaciones buscando encontrar a Dios en la vida ordinaria y creando un impacto muy positivo en la sociedad y en su entorno. Es realmente emocionante ver cómo los hijos de las primeras generaciones del Club toman ahora el relevo con un proyecto que busca llevar a cada uno a dar la mejor versión de sí mismo.
El Dr. Villasante con Mons. Fernando Sáenz en la casa de Santa Lucía
El curso de retiro es un parón anual de un par de días para rezar. En lo espiritual es equivalente a la revisión médica de las personas: se trata de ver en la presencia de Dios cómo va nuestra vida cristiana y de hacer examen para descubrir qué podemos mejorar. Si quieres reservar tu cupo, no dudes en contactarnos.